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Tiempo de política

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Muerte en el agua, la protección por venir
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Las lluvias atípicas en las cinco huastecas que suman alrededor de 80 muertos y que llegarán al centenar dado el número de desaparecidos; el huracán Melisa categoría 5 con trayectoria inicial hacia la península de Yucatán, para finalmente dirigirse al norte, ahora estacionado sobre Jamaica, debe ser una llamada de atención para que el país reconsidere los niveles de protección hídrica, similar a la actualización de las normas de construcción, a partir de los terremotos en el centro de la República.
En esta temporada el agua causó graves daños personales y económicos en el centro y norte del territorio nacional, como ocurrió en el sureste, especialmente en Tabasco, durante las inundaciones de 1999, 2007, 2008, 2009, 2010 y 2020.
Con media docena de ríos en su máximo nivel en Tabasco, si el huracán Melisa hubiese impactado en la península de Yucatán, las consecuencias habrían sido catastróficas para nuestro estado.
Esta circunstancia hídrica que será constante en los próximos años, obliga a revisar el estado de la protección que mitigue los efectos devastadores de las tormentas:
-La actualización del mapa de riesgo en Tabasco.
-La capacidad de las dependencias de Protección Civil en los 17 municipios.
-El estado de los bordos de protección en los principales ríos que amenazan zonas poblacionales.
-El desazolve permanente de los ríos y cuerpos de mitigación.
-El Sistema de Alerta Temprana, para "dormir tranquilos, pero estar alertas".
Durante muchos años se han visto los efectos devastadores del cambio climático en muchas partes del mundo y del país. No prepararse para estos fenómenos naturales, adquiere negligencia categoría 5 tanto de las autoridades y de la propia población.
De hecho, en las riberas de los ríos del estado han vuelto a reubicarse personas que habían emigrado hacia zonas más altas, después de la media docena de inundaciones en la entidad.
La presencia de la compuerta de El Macayo que en situaciones extremas desvía el 75 por ciento del agua hacia el Río Samaria y un 25 al Carrizal, reduce el riesgo para Villahermosa y su zona conurbada, pero sacrifica a los municipios de la Chontalpa chica.
Aquí entra otro factor causante de damnificados: la corrupción de autoridades municipales y de líderes irresponsables que durante años propiciaron asentamientos individuales y colectivos en zonas inundables.
En situaciones extremas, no hay infraestructura de protección que impida una inundación. La compuerta de El Macayo contiene importantes volúmenes de agua, pero no es invulnerable para evitar el desborde de los ríos Samaria y Carrizal.
Y hay que recordar que el Río Grijalva, alimentado por los afluentes de La Sierra, carece de control por presa alguna.
TIEMPO FUERA.- El consenso es irrebatible a partir de lo ocurrido en Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí: Este año, el Dios Tláloc, perdonó a Tabasco.