Por Armando Chávez
La victoria de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos para el próximo año ha abierto la preocupación de muchos analistas que aluden que nuestro país podría repetir los mismos escenarios que vivió cuando el magnate gobernara los primeros años del presidente López Obrador, en donde a base de presiones de aranceles México, se tuvo que convertir en un muro de contención a través de la fuerza del estado para los migrantes lo que generó que muchos tuvieran que quedarse por un buen tiempo en nuestro país esperando a ser repatriados generando erogación de recursos y hasta algunas grescas por parte de los mismos inmigrantes que con el uso de la fuerza deseaban llegar a suelo estadounidense.
Hay que señalar, que si bien las propuestas de campaña de Donald Trump siempre rayaron en la recuperación de la soberanía de Estados Unidos de Norteamérica, a través de una política que exigiera que las empresas norteamericanas regresaran al país, la realidad es que se vislumbra que realmente los dichos que pudieran hacerse realidad por parte del nuevo presidente tiene que ver con la política migratoria que buscará a toda costa evitar más ingresos de personas de otros países de forma ilegal a su nación como un refuerzo a su legitimización lograda en las urnas.
Lejos de pensar que Trump, vaya a cumplir sus dichos de presionar a empresas de su país que estén operando en otros principalmente en México para que regresen su patria lo que impactaría enormemente la economía mexicana, el verdadero objetivo del nuevo mandatario será el de busca frenar el acceso de inmigrantes a su estado, para ello; seguramente buscará hacer lo mismo que hizo en 2019 cuando decretó que aumentaría un 5 por ciento de aranceles a todas las importaciones de México a su país, lo que provocó que en una visita al país del Norte, el entonces canciller de México Marcelo Ebrard, sostuviera una reunión sobre el tema, declarando al salir del encuentro que no habría ningún incremento arancelario.
No obstante, fue el mismo Trump, quien revelara que en ese encuentro México se comprometió a realizar la contención de inmigrantes en su territorio para luego expatriarlos con la finalidad de que no llegaran a Estado Unidos. Fue así como desde ese año México, comenzó a vivir una serie de ola de migrantes que trataban de llegar a vecino país. De hecho un día antes de su victoria como refuerzo para lograr la simpatía en los votos declaró que impondría aranceles de hasta el 100 por ciento si México no detenía el flujo migratorio, situación que ha prendido otra vez las alarmas de que volverá a pasar de que sin aceptarlo México, se convertiría en el muro de contención de los inmigrantes.
Y es que para hacer esta contención el entonces presidente López Obrador, en junio 2019 realizó un despliegue de elementos castrenses sin precedentes debido a que casi 15.000 agentes —entre soldados y agentes de la Guardia Nacional— se movilizaron en el norte del país para ayudar a frenar el flujo de migrantes que buscaban entrar a Estados Unidos; a ellos cabría sumar otros 6 mil que se apostaron en la frontera sur de nuestro país.
Esta situación provocó en su momento erogación de recursos tanto económicos como humanos, porque una parte había que invertir en la manutención de los soldados así como en la de los migrantes, además de que en lo que respecta a la Guardia Nacional, que se suponía debería de reforzar las tareas de seguridad en los estados, como el caso de Tabasco, estos elementos fueron desplegados básicamente en los municipios fronterizos con Guatemala.
En ese entonces, aunque las autoridades mexicanas comentaran que el tema de la amenaza arancelaría fue solo un amago por parte de Trump, la realidad fue distintas porque desde 2019 a la fecha se ha visto un incremento notable de migrantes en estados como Tabasco, en donde ya se ha vuelto normal ver a inmigrantes hatianos, panameños, guatemaltecos, beliceños, entre otros deambular por las calles de los municipios, situación que podría arreciar en 2025 con el arribo de Trump a la presidencia del país del Norte.
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