Armando Chávez/NNM
La muerte por pollinaza de más de mil reses en el municipio de Huimanguillo, abrió las dudas acerca de la vigilancia sanitaria que se le da al ganado que de alguna manera está llegando a las mesas de los hogares, los cuales si bien es cierto el gobierno del estado sostiene que no hay peligro sanitario para las personas porque se enterraron el ganado que murió a causa de la ingesta de este suplemento, este caso sería la punta del iceberg, acerca de que es vital garantizar la supervisión sanitaria de las matanzas y la forma como se engordan para la crianzas de los animales para evitar problemas de salud en las personas.
En ese sentido, en la rueda de prensa dada por el gobierno del estado en donde se dio el dato que mil 62 semovientes fallecieron por el consumo de pollizana que pudo haber estado mal manejada, las autoridades revelaron también que la pollinaza, está compuesta por excrementos de aves de corral mezclados con materiales como aserrín y paja, se ha popularizado como recurso alimenticio para bovinos, pese a las recomendaciones en contra por parte de organismos como la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SAGARPA) y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Estos organismos argumentan que el producto puede contener sustancias perjudiciales, como restos de medicamentos y una alta concentración de cobre.
Al respecto según la SAGARPA, el contenido de pollinaza en la dieta del ganado debería limitarse a un máximo del 15%, mientras que en la región se reportan cifras que oscilan entre el 30 y el 50%. Esta sobrealimentación representa un riesgo significativo para la salud de los animales, lo que ha aumentado la presencia de agentes patógenos. Esta situación de riesgo preocupa aunque las autoridades comenten que la situación está controlada porque según todos los animales fallecidos por esta causa fueron enterrados y no llegaron al sacrificio, pero aunque estas no llegaran a las mesas, hubo otros animales que aunque no fallecieron si pudo venderse su carne alimentada con pollinaza que las autoridades no recomiendan por el riesgo de contraer una intoxicación alimentaria.
Y es que el uso de alimentos contaminantes en la cadena alimenticia representa una amenaza tanto para la sanidad animal como para la seguridad alimentaria de los consumidores. Este incidente subraya la necesidad de una regulación más estricta y controles más rigurosos en el sector agropecuario para prevenir futuros riesgos de salud pública por intoxicación alimentaria.
La intoxicación alimentaria grave es una preocupación de salud pública. Según los Centros de Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el problema requiere atención inmediata, en especial cuando se presentan los siguientes síntomas: Diarrea con sangre, fiebre por encima de los 38,9 grados centígrados, episodios prolongados de diarrea que se extienden más allá de tres días, vómitos incesantes que impiden la retención de líquidos y señales de deshidratación, sequedad en la boca y garganta; y mareos al levantarse y producción mínima de orina.
No basta con decir que el tema se controló porque la mortandad se detuvo y se localizó en algunos ranchos de Huimanguillo. Es vital que se realicen recorridos y supervisiones así como una campaña de difusión acerca de los riesgos de salud no solo para el ganado sino para los ciudadanos que son los consumidores de carne, porque esta mortandad abrió la caja de pandora para tener indicios que el uso de la gallinaza se podría estar dando más frecuentemente en los municipios por lo barato que representa para los productores, lo que habla del riesgo de salud humano, lo cual no parece visible porque no han muertos más reses en otras localidades, pero eso no quiere decir que la gente esté consumiendo carne de ganado alimentados con heces del pollo o gallina, sus orines, aserrín, cobre y hasta la sustancia de los antibióticos que se manejan para evitar mortandad de ganado, que es de lo que está hecho la gallinaza.
Opmerkingen